¿Qué me preocupa de mi profesión?
El día que nos presentaron este concurso ni me plateé la posibilidad de realizarlo, quizá porque no creía que de verdad se escuchasen nuestros pensamientos, quizá por falta de motivación propio, vagancia… Hoy, 27 de marzo de 2015, a falta de dos días para que se termine el plazo de entrega, algo en mi interior me ha movido a sentarme delante del ordenador y ponerme a escribir, ¿por qué no da a conocer mis reflexiones sobre qué me preocupa de mi profesión? Todavía recuerdo algo de aquí filósofo que me ha hecho pensar que es cierto que todavía no soy una farmacéutica en acto, pero sí en potencia. Este hecho lleva implícito el deber de preocuparme por la situación actual de todos estos profesionales sanitarios.
En mi familia abundan los farmacéuticos, es posible que tengamos una mutación genética que nos lleve a todos a adentrarnos en este emocionante mundo. Sin embargo, son numerosas las conversaciones que puedo escuchar sobre las preocupaciones que todos tienen acerca de nuestro futuro. Se habla de problemas financieros por impagos, caídas de márgenes espeluznantes, liberalización de las farmacias… La verdad es que, en mi opinión, el farmacéutico ha gozado durante muchos años de una situación económica privilegiada. “Hace veinticinco años tener una farmacia era un negocio redondo” he oído en numerosas ocasiones. ¿Negocio redondo?, farmacéuticos del mundo, nuestro objetivo primordial como profesionales sanitarios es el bien del paciente. Por supuesto que disponer de un cierto capital y generar beneficios es necesario, sino sería inviable ofrecer este servicio, pero esto no debe ser la principal meta del farmacéutico. Es posible que suene utópico pero es nuestro fin. Reclamamos que se reconozca nuestra profesión, que nos somos simplemente personas que recortan y pegan cupones, que queremos conocer mejor a nuestros pacientes adquiriendo una mayor responsabilidad, llevar a cabo una adecuada atención farmacéutica, prescribir (tema candente en la actualidad). Sin embargo, somos nosotros mismos quienes nos ponemos barreras para no alcanzar estos objetivos anteponiendo lo económico a lo sanitario, pensando más en clientes que en pacientes. Quizá vaya siendo hora de asumir que la farmacia ya no va a ser un “negocio redondo” pero sí un lugar donde el paciente sienta que tiene ante sí un profesional en el que puede confiar su salud. Esta actitud llevará consigo una mejora de la calidad del servicio, además de un incremento de los beneficios seguro, por no dejar de lado este tema que a tantos preocupa.
En relación con este tema, me asusta la idea de abrir una farmacia al terminas los estudios. Siento que en muchas ciudades y zonas rurales se ven situaciones competencia desleal que en cierta mera escandalizan. No comprendo cómo se puede llegar a tal punto de falta de moral y ética. Somos farmacéuticos sí, pero quiero recordad que ante todo somos personas y hay ciertos actos que nos son apropiados. Probablemente la sociedad farmacéutica ha degenerado en este aspecto porque la situación le ha sobrepasado debido a una legislación, desde mi humilde punto de vista, “un poco coja” -permítanme la expresión- en algunos puntos. Cómo es posible que en menos de cinco años en una ciudad como Estrella (14.000 habitantes aproximadamente) el número de farmacias se elevase de cinco a diecisiete. Lo mismo se observa en Pamplona, en cada esquina hay una botica. Esto hace que los farmacéuticos se vean obligados a luchar yo no por gozar de una privilegiada situación económica, sino por sobrevivir, derivando muchas veces con conductas poco adecuadas.
¿Qué me dicen de la liberación de las farmacias? ¿Ahora cualquiera, farmacéutico o no, va a poder abrir una oficina de farmacia? No sé, quizá es bueno porque de esta manera el farmacéutico se podrá dedicar más al tema de salud, como profesional sanitario que es, y no tanto la gestión, que no es lo propio de nuestra profesión. Por este motivo apoyaría esta propuesta, pero la solución a estos es tan simple como contratar a un buen gestor y no al revés. Además, ¿qué pasará con todas aquellas pequeñas farmacias que llevan dándonos un buen servicio durante tantos años? Es imposible que puedan competir con las multinacionales y acabarán sumidos en la ruina, tanto económica como vocacional.
Dejando de un lado el ámbito de la oficina de farmacia, he recabado algo de información sobre el número de plazas de FIR para 2015. Un total de 1.431 estudiantes se presentaron, si bien el número de plazas se ha reducido un 5%, al pasar de 278 a 264 (44 de ellas, en régimen de alumnado) en la actualidad. No nos llama la atención ante estos datos que sean pocos los estudiantes de farmacia que se plantean esta salida profesional. Muchas veces reflexiono sobre qué ocurriría si todos los profesionales sanitarios nos uniésemos en nuestro trabajo, ya que compartimos un mismo fin último. Tal vez sea una fantasía mía que en todos los hospitales haya equipos sanitarios constituidos por médicos, enfermeros de esta manera la práctica de la profesión. Aumentaría el deseo de los farmacéuticos en potencia de dedicarse a este ámbito.
En el entorno estudiantil se puede escuchar la preocupación que genera la falta de apoyo a los jóvenes investigadores. Me disgusta que muchos de ellos se vean obligados a abandonar su país para poder dedicarse a su verdadera vocación. España se resiste a hacer reformas clave contra la escasa inversión en innovación, la falta de cultura científica y la burocracia que atenaza a científicos y empresas. Es posible que esta situación mejore a medida que se supere la crisis económica que se está dando pero, por el momento, el futuro de estos jóvenes, aunque suene funesto, no es demasiado prometedor.
Podría continuar comentando temas que causan inquietud, pero imagino que como ocurrirá a todos los estudiantes que en breves se imaginan dejando atrás la universidad para adentrarse en el arduo mundo laboral. Pienso que he abordado los puntos que más intranquilidad me provoca. Si el hecho de haber decidido plasmar mis pensamientos en este breve escrito sirve para que al menos se medite sobre estos temas, podré darme por satisfecha, ya que generalmente tras la reflexión viene la ejecución y el cambio.
Lidia Alén Fernández
lalen@alumno.unav.es
“La renovación y el cambio” ha obtenido el tercer premio en el Concurso ¿Qué me preocupa de mi profesión? dirigido a alumnos de facultades de Farmacia españolas.
Foto vía: Farmacia hospitalaria vía photopin (license)