En primer lugar, quiero destacar que el grado de farmacia me parece que tiene unos contenidos emocionantes e intensos, que abarcan una amplia formación sanitaria en todos los aspectos y que bajo mi punto de vista quizás sea una de las carreras sanitarias más completas.
Me preocupa que siendo el profesional sanitario más preparado en el conocimiento de medicamentos, haya una guerra abierta entre enfermeros y médicos sobre la prescripción y se deje al margen el trabajo del profesional farmacéutico, sin plantearse la posible participación de éste junto con el médico en el diagnóstico, en la prescripción.
Me preocupa que el resto de profesionales sanitarios no consideren al farmacéutico como base de apoyo para su trabajo, y por el contrario, muchas veces pasen por alto que en última instancia es el que más proximidad tiene con el paciente y el que realmente controla si los tratamientos se siguen adecuadamente, si se está produciendo alguna reacción adversa en su medicación y las posibles interacciones de los tratamientos.
Me preocupa que el paciente nos considere simples dispensadores de productos, y no aprecie la labor de atención farmacéutica y farmacovigilancia que de forma continua se lleva a cabo en las farmacias.
Me preocupa que el ministerio de sanidad utilice el medicamento como moneda de ajuste de los presupuestos, no dejando margen en algunos casos a la posible investigación de nuevos tratamientos y que la supervivencia de las farmacias en algunos casos sea realmente preocupante.
Me preocupa que se piense en la liberalización de las farmacias, buscando el posicionamiento de las grandes multinacionales, desprotegiendo la pequeña farmacia, sobre todo la rural, la que tendrá una sostenibilidad difícil. También me preocupa que no se pueda sostener el sistema de red farmacéutica que hay en todas las ciudades y pueblos de España que hace que el medicamento esté al alcance del paciente en pocas horas.
Me preocupa que con las nuevas redes informáticas, se quieran comercializar medicamentos falsos engañando a la población. También me preocupa la venta de medicamentos por Internet, perdiendo la atención farmacéutica y dejándonos como meros dispensadores perfectamente sustituibles.
Me preocupa la calidad de los genéricos, que se fabrican en países con controles de calidad dudosos, y que se están introduciendo en nuestro sistema sanitario con consecuencias impredecibles.
Me preocupa que haya profesionales farmacéuticos que busquen solo en enriquecimiento económico personal, desprestigiando la labor del resto de profesionales farmacéuticos que están realmente implicados en la salud de sus pacientes.
Sobre todo, me preocupa que todo esto genere inestabilidad y desunión entre los profesionales farmacéuticos, generando un futuro incierto.
Lucía Alonso Pedrero
“Futuro incierto” ha obtenido el tercer premio en el Concurso ¿Qué me preocupa de mi profesión? dirigido a alumnos de facultades de Farmacia españolas.