En España y en otras partes del mundo, el papel del profesional de Farmacia ha cambiado en los últimos años, pasando únicamente de la preparación y dispensación de medicamentos, a una actividad con más aspectos clínicos, donde la interacción con otros profesionales del área de la salud, como médicos, enfermeros, veterinarios, y directamente con los pacientes adquiere cada día mayor importancia.
Es por esto que el profesional en Farmacia es una pieza clave en la obtención de resultados efectivos en tratamientos medicamentosos, así como en su uso racional y seguro; donde el seguimiento farmacoterapéutico contribuye con la sistematización de la práctica centrada alrededor del paciente y en el que confluyen e interactúan un conjunto de factores propios o externos de las personas.
No hay que olvidar el papel de formadores de otros profesionales, educando y dando la visión de una profesión tan apasionante como la nuestra.
De ahí que las universidades y los planes curriculares adquieran una responsabilidad social, por cuanto deben complementar la formación profesional, de modo que sea lo suficientemente integral como para que responda a las necesidades del contexto en el que tendrán que desarrollarse los estudiantes al finalizar su ciclo universitario.
ASPECTOS FUNDAMENTALES ACTUALES Y PROCESOS DE MEJORA
La carrera de Farmacia, como otras muchas del ámbito de las Ciencias de la Salud, están en constante evolución, y a una rapidez tal, que los conocimientos de hoy en día, pueden no ser válidos dentro de pocos años. No hay más que ver los avances que se producen en nanotecnología para la aplicación de nuevos fármacos, y así con muchos aspectos de nuestra profesión. La formación continuada deberá ser una de nuestras prioridades cuando acabemos la carrera.
Ahora bien, ¿qué podemos decir de cómo se nos está formando en el momento actual?
En el caso particular de las Facultades de Farmacia, la formación y capacitación de los farmacéuticos está fundamentada en alcanzar objetivos educativos en respuesta al perfil laboral y profesional que se necesita en un país concreto, en este caso España, pues uno de los objetivos, creo yo que debe tener la Universidad, es de crear profesionales que luego posteriormente se queden en nuestro país. No es de recibo, sobre todo en el caso de las Universidades Públicas, que destinen un gasto en la formación de profesionales, y posteriormente estos profesionales tengan que salir a buscar un futuro en otros países por falta del mismo en el nuestro. Esto mediante un plan de estudios amparado en los principios de continuidad, secuencia e integración en el cual deben darse las condiciones que permitan a los estudiantes adquirir progresivamente su experiencia profesional. Esto ampliaría el vínculo entre los conocimientos teóricos, la práctica desde los primeros años, y la motivación hacia la resolución de problemas de una manera profesional. Estos planes requieren una evaluación y revisión constante para detectar con tiempo los fallos que pueden existir y ponerles solución cuanto antes, en un proceso de evaluación continuada.
Otro aspecto importante es el ejemplo o la ejemplaridad de los profesores. No obstante estos aspectos, por ser subjetivos son muy difíciles de valorar. Se podría eso sí, valorar los aspectos didácticos, respeto hacia los estudiantes, dominio y aplicación de la temática, cumplimiento de las normativas que figuran en cada asignatura al principio de curso, etc. En cualquier caso es interesante que todos estos aspectos sean consensuados por estudiantes y profesores para llegar a un acuerdo de qué aspectos interesa valorar a ambos, siempre en aras a una mejora de la formación académica y el aprendizaje.
Las reformas, si se llega a la conclusión de que deben hacerse, no deben ir en detrimento de la calidad de vida de los estudiantes, pues la lucha constante por ofrecer cada vez más conocimiento, demandando más esfuerzo académico por parte de los propios estudiantes, y que puede producir un mayor estrés, en perjuicio del desempeño académico.
Así como punto de partida ya para llegar a encontrar la solución o al menos para intentarla, de conseguir la Facultad de Farmacia ideal, que es el tema que nos interesa, deberíamos hacernos una serie de preguntas que nos puedan ayudar.
¿Qué actitud debe tener el o la profesional de Farmacia para responder a la demanda de atención integral en salud, que por otra parte es una de las metas a las que aspiramos?
El ejercicio de la atención farmacéutica de forma integral es un proceso evolutivo que parte de la práctica profesional tradicional. Este proceso requiere una adaptación del farmacéutico y de su entorno, con el fin de que toda la práctica se dirija hacia la satisfacción de las necesidades del paciente en relación con los medicamentos que utiliza.
Es un hecho que los ciudadanos a menudo tienen problemas cuando utilizan los medicamentos, por múltiples motivos, asociados a la complejidad de nuestra sociedad y de la propia terapia. Ante este suceso el farmacéutico no puede eludir su responsabilidad en el proceso asistencial, utilizando sus conocimientos para minimizar en lo posible la aparición de esos problemas, y contribuyendo a resolverlos lo antes posible cuando aparezcan. Este objetivo sólo puede lograrse orientando todas las actividades de la farmacia hacia una misma dirección, e implicándose en el equipo asistencial. (Así, yo creo que en la Carrera, se deberían potenciar de forma curricular e integrada en todas las asignaturas, las estrategias de comunicación y relación con el paciente, de tal forma que les aclaremos las dudas y hagamos de “facilitador”, para que de esa forma sea mayor el cumplimiento y por tanto mejorar su salud.
Esto requiere un esfuerzo indudable, y la superación de dificultades que son menores a medida que se avanza en la tarea. Ante el reto planteado, los avances de la tecnología como por ejemplo el uso de herramientas móviles en las personas que lo utilicen como por ejemplo recordatorios mediante SMS, WhatsApp y, sobre todo, el trabajo en un equipo multidisciplinar, son herramientas de gran ayuda para el crecimiento y desarrollo de una buena labor asistencial. En este punto se debería potenciar en las facultades espacios de encuentro con los distintos actores de la atención al paciente y facilitando la comunicación y la interacción entre ellos. Sobre todo habría que intentar que en estos espacios hubiera profesionales de todos los ámbitos implicados, no sólo el docente, sino sobre todo el profesional de la salud o de la industria que esté realmente trabajando y que, viendo los problemas que ellos tienen, ayuden a los nuevos profesionales que saldrán de estas Facultades, a enfrentarse al reto de la profesión en un contexto “real”. Podemos hacer muchas cosas buenas en el aula, pero nunca sin el apoyo de profesionales de “a pie de obra”.
¿Qué hay que cambiar o mejorar en las Facultades de Farmacia para lograr una formación de profesionales activos, creativos, dispuestos a asumir los cambios que demanda la sociedad actual?
Los avances científicos y tecnológicos, junto a los cambios socio-demográficos y la gran demanda de medicamentos, impulsarán la industria farmacéutica en la próxima década.
Las Facultades de Farmacia tendrán que prever estos retos y adelantarse a la coyuntura que está por venir. El aumento de la esperanza de vida, más en las mujeres, y el consiguiente envejecimiento de la población, con la mayor incidencia y prevalencia de enfermedades degenerativas como las demencias, con la enfermedad de Alzheimer, las complicaciones de enfermedades crónicas, como la hipertensión la hipercolesterolemia, la diabetes mellitus, la cronificación de enfermedades que anteriormente eran incurables como muchos tipos de cáncer, harán que haya que dedicar más esfuerzos a estudiar estas situaciones emergentes.
Por otra parte, cada vez se habla más de medicina personalizada, de la farmacogenética y la farmacogenómica, que tendrán una importancia cada vez mayor, para fabricar medicamentos, que no sean sólo útiles para una enfermedad, sino contra una enfermedad y paciente concreto. Ya sabemos que hay antihipertensivos que actúan mejor en negros que en blancos; pues lo mismo para muchas familias terapéuticas en el futuro. Y no sólo los fármacos, sino las dosis, independientemente de la patología. Especial interés tiene ya en el área de enfermedades oncológicas, en el que encontrar un medicamento para cada variedad de cáncer se está convirtiendo en una de las líneas más importantes de investigación. Es por tanto importante incluir estos conceptos en las distintas asignaturas, pues va a ser probablemente el futuro de la medicina y de la farmacia.
¿Qué hay que cambiar o mejorar en el gremio profesional que ejerce actualmente en las diferentes áreas de la profesión?
La profesión farmacéutica, se ha ido transformando para adaptarse a las demandas de la sociedad, cada vez más interesada en los temas de salud. Ello supone el cambiar la imagen del farmacéutico sólo desempeñando la labor de dispensador de medicamentos, para situarlo cada vez más como un profesional preocupado por la salud de la colectividad, ofreciendo una amplia gama de servicios a los ciudadanos. No quiere decir esto que vayamos a usurpar el papel de otros profesionales, sino que podemos complementarlos en aquellos aspectos de educación para la salud, que bien por falta de tiempo, o por otras causa, quedan a veces en un segundo término.
De hecho, la OMS ha reconocido la evolución de la profesión farmacéutica, donde existe una creciente producción industrial de medicamentos, pero también la farmacia hospitalaria y comunitaria donde surgen unas actividades profesionales proporcionadas por el farmacéutico donde el principal beneficiario es el paciente.
Dadas las características actuales de la Carrera de Farmacia, dentro de las mejoras que se podrían proponer, tenemos entre otras, las siguientes:
- Adecuar el acceso de alumnos a los estudios de Farmacia, de acuerdo con criterios de racionalidad, calidad y demanda profesional. Hay que tener en cuenta la demografía farmacéutica, en cuanto a la edad media de los profesionales y las jubilaciones que se van a producir en los próximos años.
- Fomentar las actuaciones necesarias para conseguir una docencia de calidad, con el empleo de recursos y las adecuadas metodologías, que aseguren la máxima capacitación del futuro profesional. Es fundamental contar con buenos profesores de Farmacología y química orgánica. (si nos centramos en el ámbito de la oficina de farmacia) o de Análisis clínicos (en el caso de la farmacia hospitalaria).
- Propiciar una docencia orientada hacia la Atención Farmacéutica, fomentando el aprendizaje de trabajo en equipo y la obtención de habilidades de comunicación, junto con otros profesionales de las Ciencias de la Salud. Ya he dicho anteriormente la importancia que tendrán los talleres de comunicación eficiente, así como de trabajo en equipo.
- Establecer los mecanismos adecuados que permitan una revisión y actualización periódica de los estudios de Farmacia, dado el futuro cambiante a velocidades forzadas.
- Aumentar las relaciones entre las facultades de Farmacia y las instituciones hospitalarias y no hospitalarias de ámbito asistencial, así como con la industria farmacéutica y las organizaciones profesionales.
- Fomentar las relaciones entre facultades, instituciones y administraciones para organizar y desarrollar los correspondientes Programas de Formación Continuada y de Especialización. Aquí propondría posible colaboración con la Agencia Europea del Medicamento, y más si como consecuencia del Brexit, ésta se pudiera implantar en España.
- Estimular la realización de programas de investigación con la potenciación de equipos multidisciplinares y de colaboración entre la universidad, industria y centros asistenciales hospitalarios y extrahospitalarios.
- Reafirmar el carácter sanitario de las enseñanzas de Farmacia a partir de una sólida base científica, necesaria para el ejercicio profesional.
Por lo tanto, el sistema educativo se ha de esforzar para poder adecuar y preparar a los licenciados en Farmacia y a los propios profesionales farmacéuticos para cubrir las necesidades sociales que la población demanda en el campo de la Salud, adecuando sus necesidades a los continuos avances científicos y profesionales.
Es por todo ello, por lo que se deben mejorar las asignaturas de Atención Farmacéutica y las prácticas en Farmacias, así como conocer también la Farmacia de Atención Primaria, pasando por ellas en las prácticas tuteladas. Por ejemplo, se podría pasar por talleres en los que pacientes reales y sobre todo polimedicados, nos dicen que toman, que problemas tienen para llevar dicha medicación, posibles efectos secundarios, e incluso posibles interacciones. También en las Farmacias de los Hospitales, así como en los Servicios de Prevención y Promoción de la Salud en sus facetas de control de aguas, alimentos, etc. Para ello quizás habría que aumentar el tiempo dedicado a las prácticas, lo más parecido posible a lo que luego nos vamos a encontrar, quizás en detrimento de horas más teóricas pero que aportan menos a lo que luego en la vida real vamos a realizar. También habría que realizar prácticas en la industria farmacéutica, ya que es otra salida laboral nada desdeñable.
¿Qué estrategias deben ser implementadas para lograr los cambios que se buscan?
Teniendo en cuenta, que el farmacéutico del futuro ha de estar siempre por delante de los retos que se vienen encima, la OMS, en su declaración estratégica sobre la Buena Práctica de la Educación en Farmacia, introdujo el concepto del “farmacéutico siete-estrellas”.
Así, las características del farmacéutico siete estrellas, son las siguientes:
- Cuidador: Como proveedor de servicios de atención, el farmacéutico debe integrarse en los Sistemas sanitarios, coordinándose con otros profesionales. No estaría de más una parcela dentro del currículum que nos ayudara en esta tarea. Ver que podemos aprender de ellos y que pueden aprender ellos de nosotros.
- Tomador de decisiones: El farmacéutico tiene un papel principal en fomentar el uso racional de los medicamentos, tanto a nivel local como influyendo en las políticas de autorización y regularización de fármacos, prácticas y procedimientos.
- Comunicador: Debe aclarar de forma concisa cualquier duda que tenga el paciente. La comunicación implica habilidades verbales, no verbales, de escucha y de escritura. Debería implementarse durante la Carrera talleres que aumenten estas capacidades en los alumnos.
- Gestor: Los farmacéuticos deben poder gestionar con eficacia los recursos (humanos, físicos y financieros) y la información. En asignaturas tipo “iniciación a la empresa” se deben dar pautas para actuar de una forma eficaz y eficiente.
- Estudiante permanente: La importancia de la Formación Continuada es prioritaria para todas las facetas de las Ciencias de la salud, pues los cambios constantes en los conocimientos hacen que tengamos que estar constantemente formados, pues lo que hoy es válido, mañana no lo es. Es por ello, por lo que son imprescindibles talleres de búsqueda bibliográfica, para estar cada día informados de las últimas noticias.
- Profesor: El farmacéutico tiene la responsabilidad de ayudar en la formación y entrenamiento de las generaciones futuras de farmacéuticos y del público. Es función de los “maestros” educar a los “alumnos”, como ha sido toda la vida en todos los gremios. Para ello es fundamental tener unos conocimientos básicos de pedagogía, además de los anteriormente dichos de comunicación.
- Líder: En el sentido de orientar dentro de un equipo multidisciplinario. Es por ello que debemos tener cierta capacidad de empatía.
A estas siete características habría que agregar dos cualidades intrínsecas que el farmacéutico ha de poseer como son la del farmacéutico como profesional científico y sanitario, en su actividad profesional cotidiana.
Laura Dolado Mozas
(Este trabajo ha obtenido el segundo premio en el IV Concurso de Ensayo para Alumnos de Farmacia organizado por la Asociación Española de Farmacia Social, la Federación Española de Estudiantes de Farmacia y Correo Farmacéutico).