«Rama asistencial e industrial dentro de la carrera» de Carlos Escolano Martínez

Cuando uno llega al final de la carrera se encuentra con una dicotomía curiosa: te dicen que estás bien formado, bien preparado para el mundo de ahí fuera, que tienes unos conocimientos profundos como experto que eres en medicamentos, que eres un profesional sanitario, el único que sabe de química, capaz de detectar interacciones de todo tipo etc. Y por otro lado empresas y oficinas de farmacia que te piden experiencia, idiomas, formación extra: masters, cursos…porque consideran que no tienes unas competencias mínimas para desempeñar el trabajo al que aspiras como recién titulado.

Es como si 5 años de carrera no fueran suficientes: y no nos engañemos, no son suficientes si quieres ser un auténtico profesional. ¿Cómo puede ser posible? La respuesta es sencilla: el plan de estudios tal y como está no permite el desarrollo en profundidad de ese tipo de farmacéutico que en la sociedad uno elige ser. Son los años de más estudio y formación (en el ámbito que te interese) lo que permite ser ese profesional al que uno por vocación aspira.

Creo que dentro del heterogéneo grupo de estudiantes de farmacia hay como dos distinciones claras que todos podemos identificar y con las que nos sentiremos más o menos identificados: estudiantes que tienen facilidad por las químicas y un marcado interés investigador o industrial y estudiantes que tienen un gran interés sanitario y sensibilidad hacia todo lo relacionado con lo asistencial.

Para dar respuesta a esa demanda o esa realidad palpable a pie de aula creo que desde el principio de carrera (o si no desde el 2º curso) debería haber dos ramas claramente diferenciadas que respondieran a este gran sentir general: la rama tecnológica-industrial y la rama sanitaria-asistencial.

La idea consistiría en que, en cada rama se pudiera mantener quizás incluso las mismas asignaturas que en la otra rama pero enfocadas a la especialización elegida y añadir otras nuevas y específicas relacionadas de un modo más directo con la realidad profesional tras abandonar las aulas. A la vez que ampliar la carga docente o disminuirla según qué asignaturas estén más o menos relacionadas con una utilidad profesional posterior.

Por ejemplo: Galénica (también llamada tecnología farmacéutica según el plan de estudios) estaría enfocada en la rama industrial hacia los procesos tecnológicos modernos, la investigación, el desarrollo de nuevas formulaciones y al conocimiento de los distintos equipos de producción. Mientras que en la rama asistencial más centrado en formulación magistral, en cosmética, en el conocimiento de equipos y aparatos de fabricación a baja escala. Asegurando como es lógico en ambos casos un conocimiento común y necesario sobre: excipientes, principios activos, incompatibilidades, formas farmacéuticas etc..

De este modo se evitarían sufrimientos o malestares inútiles desde mi punto de vista en cursar asignaturas que no te gustan o no se te dan bien o que no te son de utilidad de cara a tu elección profesional. De tal modo que (en una situación ideal) los de la rama industrial podrían cursar estas asignaturas a lo largo de los 5 años: Química general, Química orgánica industrial, Química analítica industrial, Química farmacéutica, Bioestadística, Biofísica, Bioquímica I y II, Técnicas analíticas instrumentales, Síntesis de fármacos, Formulación de medicamentos, Bromatología, Microbiología, Fisiología y fisiopatología, Metodología científica y bioética en la industria farmacéutica, Métodos de análisis en el laboratorio, Control de calidad,  Farmacocinética, Farmacología I y II, Tecnología farmacéutica industrial I, II y III, Gestión legislación y marketing industrial, Desarrollo analítico de medicamentos, Producción industrial, Garantía de calidad en la industria farmacéutica y alimentaria, Ensayos clínicos e inglés científico, Producción biotecnológica, Inmunología, Genética e ingeniería genética, Investigación y desarrollo (I+D) y Prácticas en industria (obligatorias).

Por otro lado en la rama asistencial sería interesante reducir la carga docente relacionada con las químicas (imprescindibles en la rama industrial) y acercarse con determinación y sin complejos a las asignaturas clínicas, patológicas y asistenciales (de poca importancia en la rama industrial) para poder dar un servicio de calidad a la comunidad y que incluso nos haría sentirnos más útiles si cabe.

Por lo que en esta rama se podrían cursar las siguientes asignaturas: Química general, Química analítica, Química farmacéutica, Bioestadística, Bioquímica I y II, Técnicas de análisis instrumental aplicadas a la farmacia asistencial, Biología e histología, Fisiología humana, Patología general y molecular, Patología en enfermedades crónicas y envejecimiento, Microbiología parasitología y virología, Fuentes de información y metodología científica, Inglés científico, Biofarmacia, Nutrición y bromatología, Botánica farmacéutica, Farmacognosia y fitoterapia, Productos sanitarios y marketing en OF y hospital, Tecnología farmacéutica comunitaria, Cosmética y dermofarmacia, Atención farmacéutica (centrada en protocolos asistenciales, indicación, seguimiento, casos clínicos, trato con pacientes etc…), Gestión en OF y hospital, Legislación y deontología en OF y hospital, Farmacología I y II (incluyendo fármacos biotecnológicos), Nutrición clínica y dietética, Farmacología clínica, Formulación magistral, Toxicología clínica, Inmunología y genética, Servicios farmacéuticos (o también podría ser llamada farmacia comunitaria práctica), Salud pública y Prácticas en OF y hospital (3 meses y 2 meses respectivamente: obligatorias).

Como se puede observar, quedarían en ambas modalidades, excluidas asignaturas actualmente de carácter obligatorio (algunas presentes o no según qué facultad) como: físico-química o física, bioinformática, fisiología vegetal, matemáticas, toxicología, historia de la farmacia, biometría, anatomía y química inorgánica siendo sustituidas por otras nuevas como: Atención farmacéutica, Servicios farmacéuticos, I+D,  Biotecnología, Producción industrial, Ingeniería genética, Síntesis de fármacos, Marketing, patología en enfermedades crónicas etc. y/o dando más carga docente o el carácter de obligatoria a: Farmacología clínica, Fitoterapia, Nutrición clínica, formulación magistral, Garantía y control de calidad… Que responderían de un modo más útil y práctico a la demanda que la sociedad hace de nosotros como profesionales expertos y especializados en una rama u otra.

Esto sucede en otras carreras, no es por tanto algo nuevo ni algo a lo que haya que tenerle miedo, por ejemplo es bien conocido en las numerosas carreras de ingeniería de nuestro país y… ¿qué es farmacia sino “la ingeniería” del medicamento?.

Pero incluso en otras carreras (más cercanas quizás a nosotros) como es el caso de  biotecnología, la cual presenta distintos itinerarios a elegir (biotecnología de plantas, biotecnología computacional y biotecnología sanitaria).

Nuestra carrera es peculiar sin lugar a dudas por la cantidad de conocimientos diversos y heterogéneos que adquirimos, sucediendo una especie de ironía, en la que “sabemos de todo en general y a la vez de nada en concreto”. Quizás por ello sería conveniente revisar y enfocar el plan de estudios hacia un nivel más práctico y específico que resulte ser útil desde el minuto uno que el estudiante termine la carrera y que si, tras tomar la elección de una rama determinada, quisiera finalmente ejercer en la contraria, se pudiera solucionar mediante los estudios de posgrado o cursando el itinerario contrario. Al igual que habría libertad para cambiar de una rama a otra si uno descubriera su vocación más tarde.

En definitiva se trataría de acercar la realidad profesional del mundo laboral y sus actualidades a las facultades. Este cambio es necesario porque supondría una mejoría para todos: estudiantes, profesionales industriales y comunitarios, pacientes y en último término el Sistema sanitario en general, ya que se traduciría: la mejor formación en Oficina de Farmacia (OF) probablemente en ahorros económicos.

Un buen plan de estudios desde la facultad que responda a las necesidades y demandas profesionales posteriores que la sociedad hace, es clave para que la responsabilidad que nos atañe como farmacéuticos dentro del SNS sea desempeñada finalmente con auténtica profesionalidad.

Lógicamente esto no se lleva a cabo de la noche a la mañana, pero hay que sentarse a tratar el tema, a debatirlo y a plantearse modificaciones en el plan de estudios teniendo en cuenta la opinión de los alumnos (a los cuales se les podría preguntar mediante encuestas sencillas) y la opinión de los farmacéuticos ya egresados (agrupados muchos de ellos en sociedades científicas como SEFAC o SEFH).

Creo que la mayoría podemos reconocer que hacen falta cambios en las facultades de farmacia, yo por mi parte sólo planteo una idea (la idea de 2 itinerarios) , pero me conformaría con que simplemente se planteara el tema y hubiera iniciativa por parte de los responsables de que se iniciara el torbellino de ideas.

La facultad constituye la base: no se puede hablar de cambios en la profesión, de aumento del carácter asistencial, de servicios y de un montón de cosas más que se hablan últimamente, sino se presta atención a la formación recibida en la Universidad: esta última no puede ser una mera expendedora de títulos, sino que debe tener un papel proactivo en los cambios que últimamente y a un ritmo cada vez más rápido vive la profesión.

Carlos Escolano Martínez

(Este trabajo ha obtenido el tercer premio en el Concurso de ensayos para alumnos de Farmacia organizado por la Asociación Española de Farmacia Social, en colaboración con Correo Farmacéutico y la Federación Española de Estudiantes de Farmacia.)

2019-01-18T08:36:22+00:0017/05/2017|