LA UTILIDAD DE LO INÚTIL

La esperanza y la calidad de vida ha aumentado con creces en los últimos cien años para el ser humano, gracias a numerosos factores, entre los que cabe destacar el continuo desarrollo de la industria farmacéutica, permitiendo la salida al mercado de cada vez más y mejores medicamentos. Gracias al sistema de sanidad español, a la seguridad social, los ciudadanos pueden disponer de muchos de ellos a muy bajo coste. Pero nunca es suficiente, las quejas no cesan y se exigen medicamentos más baratos, incluso gratis, sin saber la terrible inversión de recursos que es necesaria para lanzar un fármaco al mercado. Por tanto, para reducir el coste de los medicamentos aún más, hay que fabricarlos con lo indispensable, lo que eliminaría al prospecto de la ecuación ya que es un elemento carente de utilidad para gran parte de la comunidad científica.

Desde mi punto de vista el prospecto no debe erradicarse del medicamento, sería un error. Como farmacéutico que seré en un futuro cada vez menos lejano, considero que tengo la responsabilidad de entregar al paciente su medicación y como paciente creo que tengo derecho a saber con qué estoy siendo tratado. ¿Se imaginan un mundo en el que los alimentos no tuvieran etiquetado nutricional? Se le estaría privando al consumidor información que tiene el derecho de conocer, bien sea por algún tipo de intolerancia, alergia, enfermedad o cualquier decisión personal. El prospecto constituye un elemento necesario del medicamento por varias razones:

  • El paciente tiene derecho a que se le informe acerca del medicamento que va consumir. Gracias al prospecto puede corroborar que el fármaco que le han prescrito, se ajusta al diagnóstico médico. En él se puede encontrar información acerca de la sustancia activa del medicamento, cómo actúa en nuestro organismo y la indicación terapéutica para la que se ha aprobado.
  • En el prospecto vienen instrucciones detalladas de cómo tomar de forma correcta el medicamento. En él se pueden encontrar pautas para ajustar de manera adecuada la dosis, que puede variar en función de la edad, sexo o la presencia de otras enfermedades asociadas. Además, también se indica el momento del día en el que hay que tomar el medicamento, si tiene que tomarse, antes, durante o después de la ingesta de alimentos para favorecer al máximo su absorción en el tubo digestivo y alcanzar el efecto esperado.
  • Hasta ahora no se ha desarrollado ningún medicamento que carezca de reacciones adversas. En el prospecto se resumen todos los efectos secundarios que se conocen hasta la fecha, los que se descubrieron durante la fase de desarrollo y durante la post-comercialización gracias a los sistemas de farmacovigilancia. El paciente puede contribuir a aportar información notificando cualquier reacción adversa fuera de las ya conocidas, algo que sería imposible sin el previo conocimiento de las ya registradas.
  • En el prospecto se recogen las interacciones que tienen lugar entre distintos medicamentos. En nuestro país, la prevalencia de personas polimedicadas es alta, sobre todo en personas mayores de 65 años, por tanto es importante conocer los peligros que puede ocasionar mezclar varios fármacos. Las interacciones entre dos o más medicamentos pueden llevar a la falta de eficacia de alguno de ellos, o todo lo contrario, provocar un exceso de actividad que provoque toxicidad y pueda poner en peligro la vida del paciente. Además, las interacciones no sólo se dan entre fármacos, también puede haberlas con alimentos o plantas medicinales.
  • A lo largo de la vida, existen dos situaciones en las que hay que extremar la precaución a la hora de tomar medicación. Durante el embarazo y la lactancia, la alimentación de la madre es vital para garantizar el correcto desarrollo del feto y un crecimiento óptimo durante los primeros meses de vida. Al igual que los alimentos, los medicamentos que pueda tomar la madre pueden atravesar la placenta y pasar a la leche materna. En el prospecto se encuentra la información necesaria para este tipo de población.

En conclusión, por todo lo comentado anteriormente me parece que habría que considerar el prospecto una parte esencial del medicamento. Merece el mismo reconocimiento e importancia, si no más, que el acondicionamiento primario o el resto del acondicionamiento secundario. Al igual que el paciente no compraría un medicamento sin su blister, ni sin su caja, debería negarse a adquirir el fármaco, si en él se dejase de incluir la información necesaria para su consumo, de tal forma que pueda suponer un riesgo para su salud y seguridad.

Diego San Millán Fernández
(Este trabajo ha sido galardonado con el Primer premio en el Xi Concurso de Ensayo para Alumnos de Farmacia organizado por AEFAS en colaboración con la FEEF)

2024-05-15T21:32:10+00:0015/05/2024|