La necesidad de SER farmacéutico

Cuando me preguntan qué carrera estudio por lo general todos se sorprenden. Me tildan de periodista por mi afición a la escritura; psicóloga, porque me encanta leer artículos de este tema. Me han preguntado si estudio Comunicación por mi manía de comparar películas y analizar escenas. Me enfocan en Turismo porque me trago todos los programas de viajes y me escapo cuando puedo e incluso algunos han jurado que yo debía ser trabajadora social o profesora.

Pero hace ya varios años, yo escogí Farmacia ¿Por qué? Desde pequeña me ha llamado la atención la Química. ¿Y qué mejor que buscar una profesión orientada a la salud? No hace falta recordar que es uno de los principales intereses del ser humano. Pongamos la palabra “health” en Google. 955.000.000 resultados en 0,31 segundos. Sobran las palabras.

La labor del farmacéutico en el ámbito sanitario es imprescindible. Es cierto que la mala prensa nos persigue, que parecemos “vendedores con bata y cúter” A menudo me vienen amigas con frases como “¿Pero Farmacia es una carrera?” Así estamos: mientras los médicos se consideran la profesión más valorada en el mundo, las enfermeras han logrado algo que a los farmacéuticos nos prohíbe la legislación, prescribir, y aumenta el prestigio de nuevas carreras como bioquímica; los farmacéuticos  se consideran cada vez menos necesarios desde la facilidad de acceso a Internet. Se habla de una “crisis” de la Farmacia e incluso los más extremistas alertan de su posible desaparición.

Pero hoy no quiero hablar del declive de la Farmacia. Quiero hablar de sus virtudes, de lo que podemos y debemos aportar a la sociedad. De lo que somos. De nuestra esencia.

Quiero recordar que hoy en día los medicamentos sin prescripción médica son necesarios. Que cuando uno tiene una gripe o resfriado no se va al médico sino a la farmacia, a por uno de esos medicamentos de lo que tanto hablan en la tele. La misma televisión nos publicita “lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmacéutico” Consulte al farmacéutico. ¿Por qué? Porque somos necesarios. Hay que convencerse de esto.

El farmacéutico está cara al paciente, es el que está en el mostrador,  un boticario a diario que se puede encontrar desde la jovencita que solicita la pastilla del día después hasta la anciana que quiere hablar y contar sus penas ¿Y ahí que debe hacer? Ante todo es una persona y la salud más allá de simple ausencia de enfermedad. Hago un paréntesis ¿Han oído hablar de la calidad de vida?

El conocimiento de la población es vital y para eso necesitamos buenos profesionales, cercanos, que sean capaces de que una persona sin ningún tipo de enseñanza previa entienda la importancia de unos buenos hábitos y un correcto uso del medicamento. Necesitamos personas humanas, comprometidas y que consideren al paciente como el objetivo primordial. ¿Adivinan en quiénes estoy pensando? Redoble de tambores por favor. Bingo. Se necesitan farmacéuticos porque enseñan lo cotidiano, no se basan en tecnicismos científicos, porque son un punto de inflexión vital entre el paciente y el médico.

Ese es el verdadero papel del farmacéutico y el motivo por el que elegí Farmacia. Considero que pese a la mala prensa, tenemos mucho que aportar. Ya es hora de no ser la cola de los profesionales sanitarios, de definir quiénes somos y de lo que queremos hacer, de demostrar lo que podemos porque nos han enseñado para ello. Sin embargo todo se transforma en palabras mojadas sin utilidad si no se llevan a cabo acciones y no se adquiere un compromiso. Para eso hay que leer, informarse, abrir la mente a nuevas posibilidades, saber que no solo existen la obesidad y Diabetes y ser conscientes de que el terreno es muy amplio.

En resumen, hago un llamamiento a los que me consideran vendedora con bata. Ser farmacéutico no es dar un medicamento. Es aconsejar, comunicar, es evaluar la progresión de la enfermedad, enseñar… es una escucha activa… En definitiva, es ser humano.

María Chávarri González
2019-01-18T09:38:51+00:0015/04/2014|