La industria farmacéutica: ¿prejuicios o realidad?

Clase de Biología de 4º de la ESO. Hoy toca hablar de la cadena trófica. Un círculo enorme dibujado con tiza en la pizarra donde están dibujados (o al menos es lo que pretende reflejar el profesor, lo que cuenta es la intención) animales con flechas. Resumen: el conejo se come la hierba, al conejo se lo come el zorro, al zorro… y así sucesivamente.  El profesor explicó que la ley de vida refleja que el grande se come al pequeño, que el animal es un depredador por instinto, por pura supervivencia.

Este recuerdo me vino a la mente cuando un amigo mío me comentó hace tiempo que quería dedicarse a la industria farmacéutica. Imaginé los zorros hambrientos acechando a los pequeños conejos dispuestos a atacar. Y no, no había visto aquella noche un documental de Félix Rodríguez de la Fuente (lo más parecido había sido la clase de Microbiología de la hora anterior). Con mi cara de asombro infinito pregunte ¿Por qué? A lo que él con una sonrisa respondió ¿Y por qué no?

Todo esto es por culpa de los prejuicios. La imagen de la industria Farmacéutica actual es la de dinero, dinero y beneficios. Parece que se ha olvidado la lección básica que nos enseñan en primero de carrera (y no me refiero a cortar con cúter como algunos piensan): el farmacéutico es el profesional sanitario especializado en el medicamento y lo que importa es el paciente. Pero no olvidemos que todas las empresas quieren ganar dinero, superar el umbral de rentabilidad y obtener los máximos beneficios. La pregunta es… ¿Se pueden aplicar los mismos preceptos cuando se habla de salud? Mi respuesta, NO, releamos cuatro líneas atrás.

Decía una famosa canción que tres cosas hay en la vida “salud, dinero y amor” Verdad verdadera. Aunque una persona no tenga mucho dinero si lo va a invertir es en salud. Las empresas lo saben y se frotan las manos ¿Qué es mejor invertir dinero en otro de los cientos de medicamentos para patologías menores… o un remedio para una enfermedad que afecta a un 0,0001% de la población? No hay que ser muy listo para adivinarlo, el dinero es otro de los puntos importantes, como decía sabiamente la canción. Más aún en los tiempos que corren.

De ahí la fama de las grandes empresas farmacéuticas. La realidad es que cada vez existen más medicamentos para las mismas patologías menores para las que seguiremos utilizando Ibuprofeno, mientras que hay enfermedades que no se curan con Paracetamol que siguen y seguirán en el aire. Ojalá fuera por falta de medios pero parece que el problema es interés. Esto no son solo prejuicios. ¿Por qué hablamos de salud en general? Seamos claros, el objetivo es la salud del “primer mundo”. Ya es hora de dejar de aplicarse méritos y convencerse de que la salud es de todos.

¿El futuro? No quiero ser alarmista pero como en cualquier cadena trófica las grandes empresas se comerán a las pequeñas y sólo lo lograrán investigando un terreno que aporte beneficios.

Mi profesor explicaba años atrás que el objetivo de las cadenas tróficas es mantener un equilibrio de especies y en el ecosistema.  Por eso sólo espero que mi amigo sea capaz de poner un par de pesas en el otro platillo para lograr una balanza calibrada porque ¿Dónde está aquí el equilibrio? ¿Por qué no se puede aplicar lo que un niño de ESO nos podría enseñar?

María Chávarri González

Foto vía:Xisco Bibiloni vía photopin cc

2019-01-18T09:35:43+00:0013/05/2014|