¿Es la comunicación Salud-ciudadano bidireccional?: el papel del farmacéutico

A lo largo de todo el siglo XX, así como en los últimos años; la visión general sobre la profesión farmacéutica se centra en su cara más visible: el farmacéutico comunitario. Por desgracia, esta figura parece haber sido reducida por la opinión pública a la de un cajero con sobresueldo. El prestigio del farmacéutico en la oficina no deja de disminuir y no dejará de hacerlo si no se reivindica su vital importancia en el engranaje de la Salud Pública. A continuación; se desarrollarán tres aspectos donde el farmacéutico comunitario suple la inaccesibilidad de otros sanitarios, donde es el contacto del paciente con la Salud.

En primer lugar, la primera línea de acción en el ámbito de la salud se encuentra en la oficina de farmacia. Estos establecimientos ofrecen un servicio de valor incalculable. Ante un sistema público que está, por defecto, saturado; el paciente que quiere ser atendido sin soportar tediosas esperas en su centro de atención primaria o Urgencias acude a su farmacéutico más cercano. Ergo, este debe inspirar confianza en su comunidad. Además, debe ser capaz de solucionar el mayor número de inquietudes que pueda tener el paciente y saber discriminar cuándo derivarle hacia el sanitario que más convenga. De manera inconsciente, aquellos que son atendido en su farmacia en lugar de en su Centro de salud están ayudando a descargar el sistema sanitario.

En segundo lugar; es remarcable que, en ocasiones, el farmacéutico es el único agente sanitario que interacciona regularmente con pacientes ya diagnosticados y tratados. Como es lógico, quien ya ha recibido tratamiento y no percibe nada inesperado no acudirá al médico hasta que se le haya indicado para revisión. Sin embargo, en ese lapso de tiempo pueden surgir dudas o preocupaciones. Que en la farmacia se le informe de todo aquello que, o bien por descuido del médico o por angustia del momento, el paciente no haya podido interiorizar correctamente es condición sine qua non possum sequor. Esto se acentúa cada vez más. Con el envejecimiento de la población, es un hecho que los problemas de memoria son más y más frecuentes. Es responsabilidad del farmacéutico que todo aquel que entre a la farmacia con una receta médica, salga de la misma sabiendo todo lo necesario para la correcta dosificación.

Por último, el farmacéutico debe representar a todos los sanitarios frente al público. Para ello, es imprescindible que esté al día de todas las decisiones de la autoridad sanitaria0, así como de publicaciones relevantes de la comunidad científica. En el último año, con la aparición de la pandemia, esta función ha quedado especialmente patente. Ante un panorama de constante cambio e Internet repleto de “fake news”, cualquiera que necesitase de una información fiable y de calidad podía preguntar en la oficina de farmacia de su barrio. Por ende, era imperativo que el farmacéutico estuviese correctamente informado sobre todo lo concerniente al virus; como el uso de mascarilla y sus tipos, los mal llamados “test rápidos” y más recientemente las vacunas.

Como conclusión, el farmacéutico en la oficina debe mediar entre el Sistema sanitario y el paciente. Está entre sus obligaciones informar correctamente a todo el que acuda tal y como lo haría cualquier otro sanitario. También es esencial reivindicar la importancia de esta función, y de otras, para que la profesión disfrute del reconocimiento que le corresponde.

Borja Tellez Hernández (Alumno de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra)

(Este trabajo ha sido galardonado con el Tercer premio en el VIII Concurso de Ensayo para Alumnos de Farmacia organizado por AEFAS en colaboración con la FEEF)

 

2021-06-21T19:33:47+00:0021/06/2021|