DE LA REBOTICA A LAS REDES SOCIALES

Ha comenzado una nueva década y hemos podido observar multitud de cambios en la profesión del antiguamente llamado boticario. Hemos pasado de ser los profesionales del medicamento sin discusión a ser los nuevos influencers de internet para seguir procurando que las personas realicen las buenas prácticas del uso del medicamento.

El caso que atañe a esta colaboración es la faceta poco conocida esta década, porque antiguamente sí era la principal función del farmacéutico, la investigación a través de ensayo y error de una solución para la aldea, para la ciudad, para un conjunto de personas. El farmacéutico investigador es aquel que tiene su título, ha hecho su máster, tiene su laboratorio… pero tiene que trabajar para el médico jefe de la investigación. ¿Pero qué? Ha pasado ya un siglo, no solo una década, desde que nos dividimos las disciplinas y este sigue a cargo de un médico incluso en el área de la creación de la profesión del farmacéutico.

Un farmacéutico investigador es nada más y nada menos que el profesional conocedor de todas las disciplinas que comprenden la biología y ciencias sanitarias. Ese diplomático capaz de comunicarse con cualquier experto del área de las ciencias químicas y biosanitarias. Y también, a parte de haber estudiado y adquirido el conocimiento del tronco y raíces del árbol de las ciencias, tiene su propia rama repleta de hojas y flores: es el profesional para dar por válido un nuevo fármaco.

“Por fin, hemos encontrado la molécula (…) ¿Y ahora qué? Necesitamos saber si el humano la tolera a ciertas dosis, cómo la administramos y si necesita algún excipiente o bueno, si el paciente la tomaría… Qué buen momento para hacer una llamada a aquel farmacéutico que conocía yo de la universidad…”

Pero también, dentro de un grupo de investigadores el farmacéutico es el idóneo para controlar las situaciones de conflicto o para llevar a cabo el rol de líder ya que se puede comunicar con todos y cada uno de los miembros del equipo.

Hay que empezar la década no manteniendo el frente popular que se ha creado de que los farmacéuticos son únicamente tenderos sino que hay que romper con este dicho falso y hacer ver, que ninguna otra rama de la ciencia está hasta en Instagram ® procurando la salud de las personas, de los pacientes.

El farmacéutico investigador es esencial en este mundo: consigue que no solo millones de vidas se salven con estudios acertados, sino que es capaz de conseguir una nueva salvación o mejora de vida para aquellas personas que no imaginaban la posibilidad de un tratamiento personalizado.

Volviendo al dicho popular, se ha hasta consentido que en las propias universidades cuando se realizan sesiones de “salidas al terminar la carrera” solo se promocionen el infierno del FIR, el máster en gestión tragaperras y ya bueno, por último, el humilde trabajo de investigación. Pues en mi opinión un farmacéutico investigador es un promotor, es innovador y lo mejor, es un valiente porque le ponen todo en su contra tanto dentro como fuera de la universidad y, como se ha mencionado anteriormente, puede que hasta tenga que trabajar para alguien y sea menospreciado por haber estudiado una carrera tan rica en ciencia, salud y bienestar como es la farmacia.

Doy gracias a todos aquellos farmacéuticos investigadores del pasado y animo a todos aquellos influencers del medicamento en proceso que se planteen la investigación a darse cuenta de que salvan muchas vidas y que no escuchen paparruchas sobre la nuestra y digna profesión.

Íñigo Coello de Portugal Magallón (Alumno de 4º de Farmacia)

(Este trabajo ha sido galardonado con el Tercer premio en el VII Concurso de ensayo para alumnos de Farmacia organizado por AEFAS en colaboración con la FEEF)

 

 

2020-06-21T23:39:19+00:0019/06/2020|