Aborto ¿hacia un derecho universal saludable?

En diciembre de 2023, Emmanuel Macron había anunciado su interés por la construcción de una “Europa humana”.

El 19 de enero de 2024, el Presidente francés habló ante el Parlamento Europeo para presentar los objetivos de la recién inaugurada Presidencia Francesa de la Unión Europea (PFUE) con un proyecto de ley constitucional destinado a incluir “la libertad de las mujeres a recurrir al aborto”, pretendiendo convertirla en una “libertad irreversible”. Marie-Pierre Vedrenne, diputada de Renew, indicó que es “nuestra responsabilidad inscribir esta libertad con letras indelebles en la Carta de los Derechos Fundamentales”.

El anuncio sobre el aborto fue explicado por la mayoría de los comentaristas como el deseo de atenuar lo que se percibía como una afrenta: la elección de Roberta Metsola, que siempre se ha manifestado en contra del aborto, al frente del Parlamento Europeo.

 El día después de la elección de la maltesa Roberta Metsola, el jefe del Elíseo se dirigió a la asamblea de Estrasburgo pidiendo «actualizar» la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Desde la apertura de su declaración, el Presidente de la República aclaró su deseo de promover los valores de la UE, en particular integrando el reconocimiento del derecho al aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales”. Indicaba que “La presidencia francesa será una presidencia que promueva valores que, a fuerza de considerarse adquiridos, tal vez hayan acabado debilitándose en los últimos años. Somos esta generación que está redescubriendo la precariedad del Estado de derecho y los valores democráticos”.Con este espíritu, espero que consolidemos nuestros valores como europeos que nos unen, son nuestro orgullo y nuestra fuerza. Veinte años después de la proclamación de nuestra Carta de los Derechos Fundamentales, que consagró en particular la abolición de la pena de muerte en toda la Unión, espero que podamos actualizarla, en particular para que sea más explícita en lo que respecta a la protección del medio ambiente o al reconocimiento del derecho al aborto”.

Con estas palabras, Emmanuel Macron se dirige especialmente a los Estados señalados desde hace varios años, considerados por muchos dirigentes políticos de Europa de ser demasiado conservadores en la cuestión del aborto. Polonia y Hungría son un objetivo inequívoco.

El 8 de marzo de 2024, en presencia de Emmanuel Macron, el Ministro de Justicia francés, Eric Dupond-Moretti puso el sello de la República a la ley destinada a garantizar a las mujeres la “libertad de acceso al aborto”. Una trampa en el engranaje de la ley que pretende posteriormente modificar la Constitución. El Parlamento pide que se modifique el artículo 3.2 de la Carta de la siguiente manera: “Toda persona tiene derecho a la autonomía corporal y al acceso libre, informado, completo y universal a los derechos reproductivos y sexuales, así como a todos los servicios sanitarios conexos, sin discriminación», incluido el aborto legal y seguro. 

 Durante esta ceremonia, que tuvo lugar por primera vez en público en la plaza Vendôme, el Jefe de Estado confirmó su deseo de incluir » la libertad de recurrir » al aborto » en la carta de los derechos fundamentales de la ‘Unión Europea. Según él,” nada se puede dar por sentado y todo hay que defenderlo”. “Mientras no se cumpla la promesa de igualdad para la humanidad, no es el final de la historia”. “Más allá de Europa, lucharemos para que este derecho sea universal y efectivo “, prometió el Presidente de la República. “Sólo encontraremos descanso cuando esta promesa se cumpla en todo el mundo”. Invitada a concluir la ceremonia de la Constitución, la cantante Catherine Ringer modificó la Marsellesa sustituyendo la “sangre impura” que “riega nuestros surcos” por “ esta ley pura de la Constitución ”.

El 11 de abril de 2024, los eurodiputados adoptaron una resolución no vinculante a favor de incluir el “derecho al aborto” en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Una votación simbólica que parece querer influir haciendo uso de su poder.

La resolución ya había sido discutida el 7 de julio de 2022, pero luego suscitó la oposición de varios Estados miembros.

De modo que se establece el vínculo entre la lucha por el Estado de derecho y la realización del derecho al aborto como valor europeo. Integrar el “derecho al aborto” en la Carta de Derechos Fundamentales significa establecerlo como un valor común a todos los Estados miembros, transformando profundamente su jerarquía. El “derecho al aborto” obtendría el mismo valor que el derecho a la vida o al medio ambiente.

Pero ¿el deseo de integrar el “derecho al aborto” en la Carta de Derechos Fundamentales es sólo una declaración sin consecuencias concretas para las políticas y la legislación europeas?

Garantizar » la libertad de las mujeres de recurrir al aborto es no saber qué es una libertad y qué la distingue de un derecho. Hablar de libertad garantizada es redundante porque no añade nada a lo que ya existe. La única novedad es incluir en la Constitución que el aborto es una “libertad. Pero también en este caso se trata de un maltrato a la ley. Una libertad es una facultad natural de la persona que el Estado se compromete a respetar, porque considera que esta facultad es buena y lo único que pedimos al Estado es no obstaculizar su ejercicio, garantizar su “libre ejercicio”, sin que ello perjudique a los demás. Es muy diferente de un derecho. Un derecho no es una facultad natural de la persona, sino una cosa, un “bien” que se puede reclamar a los demás y, en última instancia, al Estado en nombre de la justicia. El derecho al aborto no puede ser legítimo porque una mayoría de estados o individuos lo digan. Decir que el aborto es una “libertad”, como se propone, es absurdo, porque el aborto no es una facultad natural de la persona y es el resultado de muchas limitaciones. Si el embrión es un fin en sí mismo, ya no podemos hablar de libertad. Decir que el aborto es un derecho supondría que el estado corrige una injusticia entre dos personas y que el aborto es un bien en sí mismo, como por ej. la salud. De hecho, el aborto es un mal que no le deseamos a nadie y como tal no puede ser ni una libertad ni un derecho. Un mal, aunque se considere necesario, no puede ser un derecho ni una libertad, sino sólo una excepción. Por otro lado, Laley garantiza la efectividad y la igualdad de acceso al derecho a la terminación voluntaria del embarazo”. Si bien esta propuesta, por sí sola, no modifica las condiciones de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, tiene sin embargo el efecto directo de amenazar la libertad de conciencia del personal médico y restringir la libertad de expresión. Una vez reconocido el derecho constitucional al acceso efectivo al aborto, ¿qué sería de la cláusula de conciencia que sólo tiene valor legal? Sería posible justificar su eliminación en nombre del objetivo constitucional del acceso efectivo al aborto.

Si el legislador realmente quisiera hacer el bien, analizaría las estadísticas de abortos en Europa, que no paran de crecer, e implementaría una política de prevención del aborto y favorecería una buena educación sexual entre la población ¿Estamos ante un oportunismo político? ¿Se quiere manipular a la OMS para promover el aborto y el control demográfico?

Sagrario Crespo Garrido

2024-04-18T13:45:29+00:0017/04/2024|