Vía: Salud pública, ética y sociedad
Hay famosos que participan en la promoción de marcas o productos asociados a determinados estilos de vida. Por ejemplo, el futbolista David Beckham ha sido la imagen en una campaña de Burguer King y la cantante Beyoncé en una de Pepsi. Se podría argumentar que esto forma parte de las estrategias de publicidad utilizadas por cualquier compañía . Sin embargo, ¿se debe aceptar igualmente cuando se fomenta el consumo de productos poco saludables?
Diversas voces se han alzado en contra de esta participación y han propuesto que se regule e incluso se limite en determinados casos. En el Reino Unido un grupo de defensores de la salud pública propusieron que se prohibiese que los famosos del deporte participasen en la publicidad de comida «basura». Esta medida se pensaba sobre todo para proteger a los menores que son más fácilmente influenciables, especialmente cuando el mensaje procede de uno de sus grandes ídolos del deporte o de la música.
En Estados Unidos, el Center for Science in the Public Interest, publicó una carta a Beyoncé para pedirle que no participase en la campaña de Pepsi. Entre otros motivos señalaba: «eres una persona que ocupa una posición única en el mundo de la cultura de este país y eres un modelo que sirve de inspiración a millones de jóvenes…tu imagen se asocia con la salud, el éxito, el talento, la forma física y el glamour…sin embargo, prestando tu nombre y tu imagen a PepsiCo estás asociando estos valores positivos con un producto que está casi literalmente enfermando a los americanos». Beyoncé no respondió. Quizás tenga algo que ver que con este contrato recibiría unos 50 millones de dólares.
El caso de Beyoncé y Beckham son dos ejemplos de una larga lista de famosos que han sido la imagen de multinacionales que actualmente son fuertemente criticadas desde la salud pública. Un artículo en Los Angeles Times sugería maliciosamente que es probable que Beyoncé no preste su imagen para promocionar un rifle semiautomático. Se podría objetar que los productos anunciados son consumidos por una gran mayoría y su efecto negativo depende de un uso desmesurado. La comparación con el rifle es desproporcionada pero apunta a la cuestión ética que hay de fondo: la necesidad de reflexionar sobre las consecuencias que esta publicidad puede tener sobre la salud de una parte importante de la sociedad.