El prospecto en la actualidad

El prospecto de un medicamento es un documento que desempeña una función fundamental en el ámbito farmacéutico y de la salud pública, por lo que la legislación deja claro la obligatoriedad de este documento en cada medicamento. En él vamos a encontrar toda la información referente a su composición, indicaciones terapéuticas, posología, contraindicaciones, advertencias, efectos adversos y otras instrucciones importantes para su correcto uso. Sin embargo, la discusión sobre si el prospecto es realmente necesario o si es simplemente un elemento secundario puede ser objeto de debate.

Dicho documento proporciona información vital para el paciente, permitiéndole conocer y comprender mejor el medicamento que está tomando. Esto incluye detalles sobre cómo tomar el medicamento, qué esperar en términos de efectos secundarios, interacciones entre diferentes medicamentos y qué hacer en caso de emergencia. Esto ayuda a prevenir situaciones peligrosas y garantiza que los pacientes estén informados sobre los riesgos asociados con el medicamento. Para muchos pacientes, más allá de las indicaciones de su profesional de referencia, el prospecto es su principal fuente de información sobre su tratamiento médico, por lo que su relevancia es innegable.

Se suele dar por hecho que cuando un médico receta un medicamento a un paciente, el profesional ha dedicado el tiempo necesario a explicar cómo se debe seguir el tratamiento de manera adecuada y se ha asegurado de que se ha entendido toda la información. La realidad que encontramos los farmacéuticos en el momento de la dispensación es que el paciente suele tener muchas dudas sobre el tratamiento. Por ello, el prospecto tiene una función de recordatorio, ya que es comprensible que los pacientes, sobre todo los polimedicados, puedan olvidar las instrucción o la posología de la medicación. Está claro que un adecuado entendimiento del prospecto puede mejorar la adherencia terapéutica, ya que los pacientes son más propensos a seguir las indicaciones correctamente si entienden por qué se les ha recetado un medicamento y cómo deben tomarlo, y pueden tener esta información siempre a mano.

Por el contrario, todos somos conscientes de que nos encontramos ante una nueva época, la era digital. A un solo clicktenemos acceso a toda la información que podamos necesitar, incluida la del correcto uso de los medicamentos. Como experiencia personal, puedo confirmar que tanto yo como mi círculo utilizamos internet como fuente de información cuando tenemos dudas acerca de un medicamento. Sí bien es cierto que, aunque esto pueda resultar fácil y sencillo para la población joven, el principal sector de la sociedad que hace uso de los fármacos es la población anciana. Estos pacientes no están acostumbrados al uso de las nuevas tecnologías, por lo que, en caso de prescindir de los prospectos de papel, no tendrían acceso a esta información. La solución que se podría proponer en estos casos sería que en las oficinas de farmacia se pudiera obtener esta información por escrito siempre que fuera necesario.

Además, se debe tener en cuenta que, según estadísticas, cerca de un 50% de la población mayor de 15 años padece una enfermedad crónica. Esto implica que muchas personas toman un mismo fármaco durante muchos años de su vida y no van a hacer uso de los cientos de prospectos que puedan acumular de cada una de las cajas de medicamento que hayan tenido que utilizar. La realidad es que la gran mayoría de estas hojas informativas acabarán en la basura sin haber sido ni siquiera ojeadas. Si a esto le añadimos que un porcentaje importante de los fármacos son dispensados en ámbito hospitalario, donde el paciente no tiene acceso a este prospecto, se evidencia una vez más la poca utilidad real que tienen estos documentos.

Es innegable que, en algunos casos, especialmente en tratamientos más puntuales como puede ser el caso de los antibióticos, resulta de gran ayuda que el paciente cuente con un recordatorio sobre la administración de los mismos a lo largo de su tratamiento. No obstante, hay que poner en una balanza los casos en los que realmente el prospecto aporta algo extra sobre las indicaciones de los profesionales y, por el contrario, cuando simplemente supone un gasto de recursos económicos y ecológicos. En relación con este tema, cabe destacar que cada día la sociedad está más concienciada con la conservación del medio ambiente y en muchos otros ámbitos ya se han aplicado estrategias para la reducción del uso de papel. Un ejemplo de ello es que en muchos comercios los tickets de compra y recibos son enviados directamente al mail en lugar de ser impresos. De esta manera, era de esperar que antes o después fuera conveniente emplear estrategias similares en lo que respecta a los prospectos, a fin de reducir las diversas consecuencias para el medio ambiente que aparecen de forma inevitable en la producción del papel. La deforestación, la aparición de residuos, la contaminación del agua y del aire, así como el impacto en la biodiversidad son algunas de las consecuencias más habituales.

En conclusión, el debate sobre la necesidad del prospecto de un medicamento es complejo y existen muchas facetas a tener en cuenta. Si bien el documento proporciona a los pacientes información importante que puede ayudarles a comprender mejor el tratamiento y garantizar su seguridad, también surgen interrogantes sobre su utilidad real en una era digital donde la información está al alcance de un click. Aunque como he comentado, la disponibilidad de información en línea puede ser conveniente y sencillo para algunos, se debe también tener en cuenta que gran parte de la población, especialmente los ancianos, pueden no tener acceso o habilidades para utilizar tecnología digital. Además, la acumulación y desecho de prospectos plantean problemas económicos y ambientales significativos, lo que sugiere la necesidad de buscar alternativas más sostenibles y rentables. En definitiva, es fundamental lograr un equilibrio entre proporcionar a los pacientes la información que necesitan y reducir el impacto ambiental del papel utilizado en los prospectos para avanzar hacia prácticas más eficientes y responsables en el ámbito farmacéutico.

Maite Beroiz Sancho
(Este trabajo ha sido galardonado con el Tercer Premio en el XI Concurso de Ensayo para Alumnos de Farmacia organizado por AEFAS en colaboración con la FEEF)

2024-06-11T11:16:35+00:0011/06/2024|