“TODO LO QUE QUISO SABER SOBRE LA FARMACIA Y NUNCA SE ATREVIÓ A PREGUNTAR”

Resumen de la intervención de D. Eugenio Izu Belloso en el marco de los Desayunos AEFAS (10 de marzo de 2020).

El día 10 de marzo de 2020 tuvo lugar una nueva edición de “Los Desayunos de AEFAS”. El ponente invitado, D. Eugenio Izu Belloso, Farmacéutico Inspector del Gobierno de Navarra,  propuso un sugerente título:  “Todo lo que quiso saber sobre la Farmacia y nunca se atrevió a preguntar”. El debate fue todo un éxito por la cantidad de preguntas y por la afluencia de asistentes, siendo el Desayuno AEFAS más concurrido de los celebrados hasta la fecha.

Izu comenzó señalando que “la farmacia, básicamente hablamos de la oficina de farmacia, como un elemento del sistema sanitario lo podemos entender como un componente que podríamos denominar ‘subsistema del medicamento’. En este no solo actúan los farmacéuticos, sino que también son actores los ciudadanos o pacientes, los prescriptores, fundamentalmente médicos, la industria farmacéutica y las administraciones. Como todo sistema complejo, y este lo es, para su buen funcionamiento es necesario que se cumplan una serie de requisitos que van, desde un marco normativo adecuado a la realidad social y coherente, a una formación de todos los agentes, cada uno a su nivel”. Una vez establecido el marco general de su intervención, pasó a aportar su apreciación personal: “Mi experiencia de varias décadas me permite afirmar que existen disfunciones en el «subsistema del medicamento» que voy a esbozar aquí, y que influyen en un funcionamiento no óptimo. En relación con el marco normativo, en mi opinión, la legislación de medicamentos está fuerte y excesivamente influida por el sistema de financiación pública de los medicamentos en España, anteponiendo esta a criterios que tendrían un componente sanitario lógico más coherente. Así podemos poner ejemplos de medicamentos comunes financiados públicamente, que son más baratos, aún teniendo menos cantidad de principio activo, que otros similares pero no financiados. Esto coloca al farmacéutico ante la difícil tesitura de explicar al cliente que es más caro el envase más pequeño que el grande. También existe algún punto de incongruencia a la hora de fijar si un medicamento precisa de receta para su dispensación. Existen criterios no sanitarios que se aplican en unos supuestos y no se aplican en otros. Los pacientes no conocen las normas que regulan los medicamentos, evidentemente hablamos del nivel mínimo que deberían tener. Así exigen actuaciones de médicos y farmacéuticos que incumplen la norma aplicable”.

Posteriormente, hizo referencia a los médicos y al cumplimiento de las normas en los siguientes términos: “los médicos actúan a veces de una manera no adecuada, guiando a los pacientes a peticiones que no puede atender el farmacéutico, la más clara es la indicación de que tal medicamento se lo darán en la farmacia sin receta, evidentemente pública, porque no está financiada. También tenemos casos frecuentes de recetas mal cumplimentadas que ponen al farmacéutico en la disyuntiva de no dispensar, con el consiguiente enfado del paciente, y subsecuentemente del prescriptor, o de dispensar incumpliendo la ley. Esto puede ser especialmente grave en recetas de psicótropos que alimentan el mercado negro. Consideramos ahora al farmacéutico, que me recuerda a los Tercios Españoles en Rocroi, esperando la carga de la caballería francesa, como vemos a Alatriste en el cine. La posición del farmacéutico como último bastión de garantía de la legalidad es muy dura. Para poder resistir es necesaria una respuesta unitaria, de toda la profesión, basada en un conocimiento, sino exhaustivo sí suficiente de las normas, y una actividad de educación a la población para que conozca tanto sus derechos como sus obligaciones en relación con la farmacia. Los profesionales, tanto médicos como farmacéuticos, deben conocer el valor y alcance de la receta médica como documento de carácter sanitario, normalizado y obligatorio, según su definición en el Real Decreto 1718/2010, que la regula”.

 

Eugenio Izu acabó su intervención indicando que  “la Constitución Española, en su artículo 9.11, establece que los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. Algo que olvidamos con facilidad”.

La sesión concluyó con un interesante coloquio en el que el ponente destacó la calidad profesional y el buen hacer de los profesionales farmacéuticos de la Comunidad Foral de Navarra.

La actividad estuvo organizada por la Asociación Española de Farmacia Social (AEFAS) en colaboración con los laboratorios Cinfa y la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra.

 

2020-05-02T18:55:32+00:0002/05/2020|