¿CUÁNTOS CRÉDITOS TE CONVALIDAN POR SER INFLUENCER?

La primera reacción de mis amigos al saber que iba a estudiar farmacia fue: ¿y eso? Pero si tus padres no tienen farmacia, ¿qué quieres ser, el próximo Walter White? En ese momento no sabía muy bien qué responderles, ni mucho menos donde me estaba metiendo. A lo largo de esta trayectoria, me he dado cuenta de que se desconocen las tareas a las que nos dedicamos actualmente y los servicios que van cogiendo cada vez más fuerza. En este ensayo voy a hablar acerca de cómo nos va a repercutir.

¿Quién no ha visto nunca un anuncio acerca de algún medicamento, lo conocido como una especialidad farmacéutica publicitaria? Estamos acostumbrados a verlos, es más, cuando tenemos un resfriado, sabemos perfectamente qué queremos que nos dispensen, aunque no pidamos consejo al farmacéutico. Esto es un aspecto donde deberíamos hacer más hincapié. Podríamos dar un servicio de calidad aconsejando a todo aquel que llegase a la farmacia acerca de la posología del medicamento, posibles reacciones adversas y acerca de si debería ir a una consulta médica o a urgencias por el problema de salud que tiene ese paciente y hablando de urgencias; otro aspecto vital sería conseguir que, gracias a nosotros, las urgencias no se saturasen con problemas “banales”, incentivando a que la población no fuese directamente a emergencias sin antes habernos consultado. No estoy hablando de diagnosticar, ya que eso es competencia del médico, pero podríamos indicar medicamentos para mejorar el estado de salud de estos pacientes.

Últimamente, esta tendencia está siendo cada vez más peligrosa, ya que estamos dejando que muchísimos “influencers” tomen nuestro papel, recomendando medicamentos que necesitan receta: como pueden ser cremas que contienen antibióticos, antivirales o dar información errónea como que el “paracetamol es antiemético”. Esto nos hace pensar que al recibir la verificación de Instagram te convalidan farmacia y genera una desconfianza en la población.

No hace tantos años, el papel de los “influencers” lo tenía la vecina, el cuñado, o cualquier persona que, sin tener ni idea, hacía un comentario de qué producto le había ido bien sin conocer si a la persona que recibe esa recomendación le viniese bien o mal.

La suma de todo esto resulta en una pérdida de competencias, cosa que no podemos permitir porque puede llevar a pensar que la profesión farmacéutica está en extinción. ¿Qué podemos hacer entonces?

Nuestra primera acción debería comenzar por dar una atención farmacéutica de calidad. Hoy en día, es una asignatura obligatoria en la mayoría de facultades de farmacia, por ejemplo, este mismo año ha habido un cambio en el plan de estudios de la Facultad de Farmacia de Granada (UGR) y ha pasado de ser optativa a obligatoria. Como consecuencia, si se implantase a nivel del sistema nacional de salud, resultaría en una inmensa reducción de costes por medicación inadecuada, ya sea porque sobra o por no ser adecuada para curar la patología, o bien que sea necesario un tratamiento crónico. Tendríamos que cambiar de mentalidad con el fin de poder ayudar a pacientes polimedicados con sistemas personalizados de dosificación, consiguiendo fomentar la adherencia al tratamiento, mejorando así las patologías y, en general, la salud de la población.

Debemos reivindicar el poder acceder a la historia clínica de los pacientes para poder realizar un mejor servicio de atención farmacéutica, centrado en el paciente. Considero que no todo el conocimiento se obtendrá en la facultad, al terminar la carrera, debemos seguir teniendo una formación continuada para poder ofrecer una información objetiva y actualizada. Una debilidad será que esto lo deberemos realizar por nuestra cuenta, tiene que salir de nosotros el querer ser los mejores profesionales, centrados siempre en el bienestar del paciente.

La población cada vez está más envejecida, la farmacogeriatría es una rama de la farmacología que está tomando importancia. Personas ancianas, por suerte, va a haber siempre, podríamos especializarnos en este sentido en ofrecerles el mejor servicio posible, aunando los conceptos que hemos tratado antes: atención farmacéutica, seguimiento farmacoterapéutico, fomentando la adherencia y siguiendo a los pacientes de modo individualizado para poder optimizar su medicación.

Cambiando completamente de tercio, otro aspecto que está tomando auge hoy en día es la farmacometría, a grosso modo consiste en ver la respuesta que tendrá un fármaco en un determinado tipo de pacientes, predecir qué pasará al cambiar la dosis o la población teniendo en cuenta sus características farmacocinéticas y la variabilidad interindividual.

Consiste en crear modelos, sobre todo para enfermedades tipo cánceres, pediátricas, enfermedades raras, que no tenemos muchos datos de las características anteriormente descritas.

Este campo de conocimiento es algo único de farmacéuticos, que se nos otorga al estudiar biofarmacia y farmacocinética, materias exclusivas impartidas en el currículum de farmacia. Aquí tenemos una mina explotable ya que, muy poca gente conoce esta salida profesional y está muy bien valorada en el extranjero. Si uniésemos fuerzas, podríamos hacer que esta especialidad tan bonita estuviese muy bien valorada aquí para que no hubiese la inevitable fuga de talentos.

Otro servicio al cual podríamos dedicarnos en un futuro es a los análisis clínicos, esto ya lo hacemos pero, con el reciente caso del coronavirus nos vemos obligados a tener un puesto de microbiólogo, parasitólogo o analista para poder investigar, identificar e informar a la población acerca de no tomar una visión alarmista cuando ocurra un caso así y no tratar de pandemia un patógeno que sólo ha matado a una cuarentena de personas, cuando el virus de la gripe mata a cerca de 650.000 personas al año.

Un servicio específico de farmacéuticos también, es farmacia hospitalaria o cualquier otra disciplina del F.I.R. Cada vez, se están presentando más candidatos a esta oposición, ya que el tener una especialidad es muy llamativo a la hora de ser contratado para cualquier puesto de trabajo.

Ahora, cuando aún me faltan 90 ECTS para acabar la carrera, tengo claro qué quiero hacer y no, no es sintetizar metanfetamina como Heissenberg en Breaking Bad, sino luchar para poder dar a los pacientes la mejor atención primaria del mundo, desde una buenísima base de Atención Farmacéutica, poniendo de moda los SPD para evitar incumplimientos terapéuticos y optimizar al máximo la respuesta terapéutica deseada y no olvidando nunca que lo más importante es velar por la salud del paciente.

Cristina Fernández Burgos (Alumna de la facultad de Farmacia de la Universidad de Granada)

 

(Este trabajo ha sido galardonado con el Segundo premio en el VII Concurso de ensayo para alumnos de Farmacia organizado por AEFAS en colaboración con la FEEF)

2020-03-12T13:01:00+00:0012/03/2020|